Respeto por nosotros mismos
“Hacer una pausa en lugar de llenar inmediatamente el
espacio es una experiencia transformadora.
Cuando esperamos, empezamos a conectar tanto con la inquietud
fundamental como con la amplitud fundamental”
Con esta reflexión,
Pema Chödron, maestra y escritora
budista, da inicio y tono al capítulo 6 de su recomendable libro “Cuando todo
se derrumba”. Sus 6 páginas son una
amorosa invitación a conectar con lo que ocurre cuando no escapamos al momento
presente a través de nuestras múltiples y repetidas estrategias. Una invitación a permanecer en el espacio
entre el estímulo y la reacción, y a detenernos a observarnos con atención
plena.
Por qué ? Lo
contrario, vivir reactivamente, nos causa daño a nosotros y a los demás. Y nos dice Pema Chödrön: “la agresión más
grave hacia nosotros mismos, el daño más fundamental que podemos hacernos es
permanecer en la ignorancia por no tener el coraje y el respeto de mirarnos a
nosotros mismos honesta y delicadamente.
El requisito para no hacernos daño es permanecer atentos, una sensación
de ver lo que estamos viendo claramente, con respeto y compasión.”
Coraje, respeto, honestidad, delicadeza, compasión. Ninguna palabra sobra en esta gran maestra y
escritora que en dos oraciones nos da la clave para relacionarnos con nosotros
mismos. Palabras especialmente útiles en
nuestra cultura, que ha tendido a anteponer la culpa a la aceptación y el
entretenimiento a la pausa.
El primer paso es, entonces, la atención plena,
“mindfullness”. Mirar con atención lo
que está ocurriendo, sin pretensiones de escape y sin juzgar. Mirar profundamente, permanecer en ese mirar. Mirar con honestidad, sin ilusiones,
compasivamente. “Mindfulness no es solo
meditar. Es un viaje de por vida para relacionarnos de manera honesta con la
inmediatez de nuestra experiencia y respetarnos lo suficiente como para no
juzgar lo que experimentamos.”
Naturalmente, lo que primero aparecer suele ser temor y
confusión, pero sin embargo es en ese emerger de la confusión, en ese hacerla
consciente que el despertar comienza.
"La atención nos permite ver nuestro deseo y nuestra agresividad,
nuestros celos y nuestra ignorancia. Pero no hacemos nada con ellos,
simplemente los vemos. La atención es lo que nos permite verlos."
El paso siguiente, nos dice Pema Chödröm, es
refrenarnos. Sobre la sólida base de la
atención plena estamos en condiciones de evitar la reacción ante el impulso y
en su remplazo decidimos refrenarnos.
"La atención es la base y el camino es refrenarse.
Refrenarse es una de esas palabras rígidas que suenan un poco represoras.
Pensamos que las personas vivas, jugosas e interesantes no se refrenarían. Sin embargo, en este contexto, el refrenamiento
es en gran medida el método empleado para hacerse una persona dhármica. Es la práctica de no llenar el espacio solo
porque hay una brecha"
Esta prestigiosa maestra nos refiere también una práctica
muy sencilla, combinando la atención y el refrenamiento, muy útil para tomar
conciencia de dónde estamos. Consiste
simplemente en observar cuáles son nuestros movimientos físicos (los nuestros,
no los de los demás ! ) cuando nos sentimos incómodos. Una forma de leer nuestro lenguaje corporal
en situaciones de incomodidad, sin criticar y sin cambiar, solo para notar lo
que hacemos.
La práctica de ásanas puede ser también una buena
oportunidad para observarnos sin juzgar, registrando esos momentos donde
buscamos adivinar o pasar rápidamente a la siguiente postura, y luego a la
siguiente, y a la siguiente...
"Al
refrenarnos, vemos que hay algo entre el surgimiento del anhelo y cualquier
acción resultante. Hay algo en nosotros que no queremos experimentar y, de
hecho, no lo experimentamos porque actuamos muy rápidamente." Eso que no queremos
experimentar y pretendemos controlar es inquietud y miedo, ante la percepción
de que no hay nada seguro, de que hay una "fundamental falta de suelo bajo
los pies". Sin embargo, al reaccionar inmediatamente al impulso,
lejos de solucionar el problema lo agravamos, dándole a ese miedo un poder
mayor sobre nosotros y exacerbando su efecto.
"Pero lo que está debajo de ese control y rigidez es mucho más
suave y amable, aunque al principio lo experimentemos como miedo"
Obervar con atención plena y refrenarnos nos permite
comprenderlo y transformarlo.
"Dicha comprensión nos ayuda a descubrir cómo aumentamos nuestro
dolor y confusión, cómo nos dañamos a nosotros mismos. Por medio de nuestra bondad básica, nuestra
sabiduría básica, nuestra inteligencia básica, podemos dejar de hacernos
daño. La atención nos permite ver las
cosas cuando surgen, y la comprensión nos permite no aceptar la reacción en
cadena que las hace tomar una dimensión descontrolada. Mantenemos las cosas en su tamaño diminuto, las
mantenemos pequeñas."
Hagamos lugar, a pesar del vértigo, al espacio entre el
estímulo y la reacción, aceptando compasivamente el momento presente tal cual
es, tal cual somos. La práctica, en esta
estación, es hacer de esta brecha nuestro amigo y maestro.
El momento
presente es todo cuanto tenemos. Nada más, y nada menos. Quien sabe, permaneciendo atenta y
sabiamente en él, podemos tener todo cuanto necesitamos.Quien sabe, disolver el
miedo no requiere más que abrazarlo tiernamente, con atención plena.
Quien sabe,
lo que aparece "es la liberación que surge cuando estamos completamente
aquí, sin ansiedad, ante la imperfección"
No hay comentarios:
Publicar un comentario