jueves, 23 de junio de 2016

APRENDIENDO A APRENDER.

EL CAMINO DEL HÉROE
APRENDIENDO A APRENDER
Un resumen del libro de Fredy Kofman

Un guerrero no puede quejarse o lamentar nada. Su vida es un permanente desafío y los desafíos no son buenos ni  malos. Los desafíos son simplemente desafíos. La diferencia básica  entre un hombre ordinario y un guerrero es que el  guerrero toma todo como un desafío, mientras que el hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición.

Aprender es incorporar nuevas habilidades que posibilitan lograr aquellas cosas que parecían inalcanzables.
Para aprender es necesario identificar una insatisfacción, identificar oportunidades para aprender.

Los momentos iniciales del aprendizaje distan mucho de ser felices;  afloran incomodidad, ansiedad, preocupación, etc.
El desenlace feliz de toda historia de aprendizaje es  la transformación del observador  mediante el esfuerzo del  protagonista. Las emociones "difíciles" originales desaparecen, para convertirse en satisfacción, confianza, alegría y paz.
Toda situación insatisfactoria presente no es más que una historia potencial de aprendizaje cuyo protagonista aún no ha encontrado la forma de llegar a un desenlace feliz.

El camino del héroe es una estructura profunda común a todas las historias. La línea argumental que subyace a las  diferencias puede describirse con la siguiente gráfica:

                                                      
     


En la primera etapa, existe una aparente estabilidad donde todo funciona felizmente, es siempre ingenua e ilusoria;  detrás de la fachada feliz se esconden las grietas que desencadenarán una crisis.

En el punto dos, la crisis se manifiesta. No es más que la culminación del proceso subterráneo preexistente. Los problemas venían fermentándose desde hace tiempo. El quiebre de la estabilidad simboliza la aparición en escena de energías que habían sido reprimidashasta entonces. A pesar del dramatismo con el que se derrumba la estabilidad inicial la aparición del problema permite investigar y resolver sus causas profundas.

Esta toma de conciencia es dolorosa, por lo que el héroe sólo la hace a regañadientes ya pesar de sus impulsos inmediatos. Muchas veces el destino debe "ablandar" al héroe para que preste atención y asuma  responsabilidad frente a las consecuencias de sus actos.

En punto tres, a veces llamado "la noche oscura del alma", el guerrero está boca abajo con la cara hundida en el barro y es el momento en el que el héroe decide si asume la realidad de la  situación y se dispone a encararla, o no.

Punto cuatro: En los mitos hay siempre dos batallas. La primera, y más difícil, es la interna; el  enfrentamiento entre el, héroe y la tentación de pereza e irresponsabilidad. Una vez ganada esta batalla, puede el héroe enfrentar a sus enemigos externos.

El punto cinco restablece el orden se supera la crisis , las energías inconscientes integradas en la conciencia. El héroe restituye un orden más evolucionado, inclusivo y robusto que el anterior.

Pero en este nuevo orden 1” posiblemente  siguen existiendo fuerzas desintegradas. Ellas serán el motor del proceso  virtuoso del guerrero permanente. Quien nunca conoció el precio de la felicidad, no será feliz. El camino del héroe no sólo refleja la transformación una persona individual; también se aplica al crecimiento de los  grupos, las organizaciones y todo tipo de comunidades humanas.

Como dice Machado  "Caminante: no hay camino, se hace camino al andar".
Para andar por el camino del aprendizaje, el caminante debe cumplir con ciertas condiciones.
1. Establecer una visión.
2. Tomar conciencia de la brecha que hay entre su visión y su realidad.
3. Declararse (temporariamente) incompetente, satisfacer sus anhelos.
4. Comprometerse con el aprendizaje.
5. Asumir la responsabilidad de aumentar competencia.
6. Reconocerse como principiante y darse permiso para cometer errores.
7. Buscar la ayuda de un maestro, o de un Coach y darle permiso y autoridad.
8. Asignar el tiempo y los recursos para practicar diligentemente bajo la supervisión del coach en un espacio adecuado.

La visión
¿qué dirección debería tomar?
"Eso depende de adónde quieras ir"
"No sé muy bien adónde quiero ir"
"Entonces no importa qué dirección tomes”

Para tener una actitud proactiva en la vida, es fundamental tener una visión y fijar objetivos coherentes con esta visión.
Sin una visión, es imposible decidir racionalmente; todos los caminos dan lo mismo, ya que no hay ninguna meta que  alcanzar. Sin una visión, uno queda a la deriva y termina reaccionando momento a momento como un animal: busca el  placer inmediato y evita las
dificultades. Los animales no tienen noción de futuro, por eso sus reacciones instantáneas  están guiadas por el instinto. El ser humano,
en cambio, tiene la capacidad de imaginarse futuros posibles. Esta  conciencia le permite evaluar situaciones y las consecuencias de sus actos con un horizonte mucho mayor.
El mapa del territorio se vuelve útil una vez que se ha determinado el punto de llegada.

La visión hace que las situaciones aparezcan como satisfactorias o insatisfactorias. El compromiso con la visión produce la energía necesaria para actuar en el mundo. Este compromiso también prepara la mente para encontrar  oportunidades, de otra forma invisibles. Cuando la persona "sintoniza " con su visión, el mundo se le aparece distinto.

En el momento en el que uno se compromete, la providencia también lo hace; Ocurren entonces todo tipo de cosas  positivas, que de otra manera nunca habrían ocurrido. De la decisión nacen una serie de hechos, que ponen a favor de  uno incidentes fortuitos y
asistencia material que ningún hombre podría haber soñado con obtener. Sea cual fuere tu  sueño, comiénzalo. La audacia tiene genio, poder y magia".

De hecho, todas las obras del ser humano han sido creadas dos veces. Primero en la mente del creador, luego en el mundo material. Por ejemplo, antes de existir materialmente, los edificios y casas en las que vivimos existieron en la  conciencia del arquitecto que los diseñó; "Toma el control de tu futuro (mediante el desarrollo de tu visión), o algún otro la hará por ti..."

No tener una visión de futuro es no tener una dirección, un propósito, un objetivo propio. Es dejarse llevar por la deriva  de la vida sin un destino personal. Es "ser vivido" por los valores, ideas y propósitos de los demás, en vez de vivir los  propios. Es como no tener columna vertebral, como ser una masa líquida que se amolda a los dictados del entorno sin  oponer resistencia. Es vivir de acuerdo con la programación social y ser controlado por sucesos externos en vez de responder con autonomía en base a valores internos. No teneruna visión es ser una oveja más del rebaño.  Elegimos los pensamientos que nos permitimos pensar, las pasiones que nos permitirnos
sentir, y las acciones que nos permitimos realizar. Cada elección es hecha en el contexto del sistema de valores que hemos seleccionado para gobernar nuestras vidas. Al seleccionar ese sistema de valores, estamos, de una manera muy real, haciendo la elección más importante de nuestras vidas".

No importa tanto cuál sea la elección específica, lo más importante es poner un método -cualquier método- en práctica.

Conciencia y competencia
Es imposible  adquirir nuevos conocimientos a  menos que uno tome conciencia y reconozca que "no sabe". Muchas  personas quedan
detenidas en esta primera barrera, frustradas en su aprendizaje, porque son incapaces o no están  dispuestas a percibir conscientemente la brecha entre lo que desean hacer y lo que pueden hacer.
Para evitar la tensión, se hacen los distraídos y  rehúsan aceptar su ignorancia, culpan a factores externos, se victimizan o disminuyen sus deseos de resultados.

El aprendizaje es mucho más que solucionar problemas. El esfuerzo proviene del deseo de salir de algo indeseable y del  deseo de alcanzar la visión.

Los golpes de la vida  generan ansiedad, dolor, miedo, resentimiento y resignación. Al enfrentar estos desafíos como parte de su camino de aprendizaje hacia la visión, sus sentimientos son de serenidad, apertura, confianza, paz y  entusiasmo.

El principiante se da  permiso para cometer errores. El auténtico principiante se permite cometer errores sin recriminarse, ya que sabe que la única manera de aprender es tratar de hacer cosas que exceden su área de competencia. Busca la ayuda de un maestro o de un coach, y darle permiso y autoridad para ayudarlo. No es necesario re-inventar la rueda a cada momento. Un coach o un mentor  es una fuente de saber acumulado que se pone a disposición del principiante. Un buen coach no sólo conoce el campo de acción, sino que además sabe cómo introducir al principiante en sus prácticas esenciales. Un buen coach es respetuoso de la integridad del principiante y está dispuesto a asociarse con él para asistirlo en el desarrollo de sus competencias.

Asignar el tiempo y los recursos para practicar diligentemente bajo la supervisión del coach en un espacio adecuado. El  aprendizaje no es una actividad teórica. Para incorporar nuevas competencias es necesario ejercitarlas mediante acciones recurrentes. Estas prácticas demandan el compromiso del principiante para vencer la inercia de su  incomodidad y pereza. El campo de prácticas debe ser un espacio de bajo riesgo, donde los errores no tengan mayores consecuencias y donde  se pueda repetir la acción. De ahí la importancia de entrenarse.

¿Un manager tradicional  destina acaso  tiempo a "entrenarse" con su equipo?. Prácticamente el 100% de sus recursos  están destinados a la operación, y casi nada a la preparación. Probablemente sea imposible para los managers destinar  la mayor parte de su tiempo al aprendizaje, pero nada de tiempo no es la asignación óptima. Sin duda, habría una mejora si un equipo destinara una fracción de su tiempo a entrenar en un campo de práctica.

Los coaches y la confianza
Cuando uno permite que otra persona guíe su aprendizaje emitiendo juicios e impartiendo instrucciones, debe enfrentar el dilema de la autonomía. El principiante debe ceder parte de su autonomía a su coach. "Colóquese las gafas de seguridad antes de encender el soldador."  La subordinación es una inversión: en el presente uno delega parte de la
autoridad sobre sí mismo, para obtener un mayor dominio personal en el futuro.

Con el objeto de generar confianza, el principiante debe evaluar al coach en cinco dimensiones fundamentales.

1.        Competencia. ¿Domina el coach la competencia buscada? ¿Cuenta con capacidad para enseñarla? Es necesario
que el coach sepa desenvolverse en el dominio de la acción, y que además sepa cómo introducir al principiante en este
dominio. El coach debe conocer la mecánica de la competencia buscada.

2.        Integridad.  Encontrar congruencia entre las intenciones declaradas por el coach y su comportamiento.

3.        Confiabilidad. ¿Es el coach consistente en el cumplimiento de lo que ha prometido? El coach puede ser competente, íntegro y bien intencionado, pero puede fallar en el cumplimiento regular y repetitivo de sus compromisos. La no confiabilidad del coach afectará la confianza del principiante y lo predispondrá mal para el desarrollo de una positiva relación de coaching.

4.        Respeto. ¿Emite el coach juicios respetuosos? Los juicios respetuosos jamás etiquetan o califican a la persona
de manera destructiva para su aprendizaje, ni para su autoestima. Los juicios productivos se orientan a evaluar las acciones con el propósito de mejorar la eficiencia y aumentar la autoestima y la autoconfianza del principiante. Estos estándares ayudan al principiante a confiar con prudencia, realizar juicios fundados acerca del coach y, mediante  progresivos compromisos, construir una relación sana y eficiente.

La senda del aprendizaje es exactamente lo opuesto al ideal gratificante de un ascenso regular y constante. Dicha ruta  está formada, en su mayor parte, por mesetas alteradas por algunos breves saltos de "progreso" que nos llevan a una  meseta ligeramente más elevada. Todo aquel que intenta aprender algo nuevo, pasa gran parte del tiempo detenido en  un cierto nivel de competencia (o incompetencia) , con esporádicas explosiones de mejoramiento.

Tal proceso suele frustrar . En lugar de mantenerse constantes en la disciplina y la práctica,  muchos de los aprendices  quedan estancados en alguna de las siguientes tres categorías.
1. 
          El diletante es aquel que inicia un nuevo deporte, hobby, dieta o cualquier otro emprendimiento con gran alharaca y  energía, sólo para dejar de practicarlo después de sentirse "frustrado" en la primera o segunda meseta. Abandona lo que ha
estado haciendo, para iniciar otra cosa.
2.        El obsesivo es quien trata de atravesar la meseta exigiéndose al límite en sus capacidades, impulsado por un deseo desenfrenado. Rechaza o ignora los consejos de su coach hasta que también, finalmente, abandona.
3.             El idóneo es aquel que consigue alcanzar un nivel y decide que eso es suficiente. A partir de ese logro, considera que no hay  necesidad de seguir trabajando en su aprendizaje.

Quien renuncia a metas instantáneas y opta por la práctica diligente, generalmente termina alcanzando metas más altas  (tanto en competencia operativa como en autosatisfacción) que quien apunta a resultados rápidos".

Toda persona puede descubrirse a sí misma en forma más profunda al meditar sobre sus patrones de rechazo a la  maestría. Al entender la dinámica de sus tendencias, el aprendize puede tomar conciencia de las trabas que se impone  en el camino a la excelencia,y así no dejarse atrapar por ellas.

Los enemigos del aprendizaje
La mayoría de las personas tienen grandes dificultades para aprender. Existen muchas amenazas que asechan a quienes buscan el conocimiento. Llamamos a estas fuerzas negativas "los enemigos del aprendizaje".

Cuando un hombre emprende el camino del aprendizaje, no tiene claros sus objetivos. Su propósito es débil y su intención deambula.
Sueña con recompensas que nunca se materializarán, ya que no sabe nada de las dificultades del  aprendizaje. "Lentamente comienza a aprender, poco a poco primero, a grandes pasos después y sus pensamientos pronto entran en colisión. Lo que aprende no es nunca lo que esperaba, o imaginaba, así que empieza a sentir miedo.
Aprender no es nunca lo que uno se imagina. Cada paso del aprendizaje es una nueva tarea y el miedo crece sin cesar y sin piedad. El camino del hombre que aspira al conocimiento se convierte en un campo de batalla.

Así, el hombre ha tropezado con el primero de sus enemigos naturales: ¡el miedo!
Un enemigo  traicionero y difícil de vencer. El miedo se oculta en cada esquina y si el hombre se retira, su  enemigo habrá logrado poner fin a su aprendizaje.

“¿Qué le pasa al hombre que se vuelve atrás, asustado? Nada, salvo que nunca aprenderá. Nunca se convertirá en un  hombre de   conocimiento.  Su enemigo habrá puesto fin a sus anhelos de saber. “¿y qué puede hacer el hombre para sobreponerse al miedo? La
respuesta es simple: no escapar. El hombre debe desafiar a su miedo y, a pesar de él, dar el siguiente paso en el aprendizaje y el siguiente y el siguiente. El hombre puede estar completamente asustado y aun así no detenerse. Esa es la regla. Y el momento llegará
cuando su enemigo se retire. El hombre entonces se sentirá seguro de sí mismo, su intención se hará más fuerte, y el aprendizaje no será ya un trabajo terrorífico".

Algunos de los enemigos del aprendizaje

1.        El miedo (a declarar ignorancia). El ego desmedido del sabelotodo es extremadamente frágil. La revelación de  áreas de
ignorancia e incompetencia puede quebrar su imagen. Por eso, prefiere sufrir  antes que admitir la necesidad  de aprender. El temor, el miedo, el pánico en todas sus variantes surgen de la angustia.

2.         La vergüenza (de mostrar incompetencia). Otra forma de miedo:  El miedo al ridículo siempre asecha al aprendiz. Al  
intentar nuevos comportamientos, sus acciones serán incómodas, torpes y hasta cómicas. Si no es capaz de soportar la  demostración constante de su incompetencia, abandonará humillado el camino del conocimiento.

3.        La tentación de victimizarse . Es mucho más fácil atribuir las dificultades a factores externos. Al poner "afuera"
la causa de los problemas, el afectado se siente libre de la responsabilidad de aprender.

4.         El orgullo (que impide pedir ayuda e instrucción). Pedir ayuda implica reconocer una necesidad. Dar permiso ,para recibir
instrucción implica ceder autonomía, Quienes basan su orgullo personal en la ilusión de la omnipotencia en ,independencia quedan
atrapados por este "enemigo".

5.         La arrogancia de creer, o pretender, que uno ya sabe. Ya sabemos que "No hay peor ciego que el que no  quiere ver". Sin humildad, es imposible reconocer las oportunidades de mejora, ya que la arrogancia se basa en la creencia de que no se necesita mejorar. Como reza un refrán de los indios navajos, "Es imposible despertar a un hombre que finge estar dormido".

6.         La pereza:  Aprender es una tarea exigente. Incorporar nuevas habilidades requiere de prácticas esmeradas.  Los perezosos escapan de este esfuerzo. Prefieren mantener su comodidad incompetente.

7.         La impaciencia (por acceder a la gratificación inmediata) y el aburrimiento. Sin una motivación de largo plazo, es imposible invertir el esfuerzo necesario para adquirir conocimiento. La necesidad de gratificaciones permanentes produce grandes frustraciones y lo alienta a abandonar su camino. Aquellos que buscan entretenimiento, no duran mucho en la búsqueda del conocimiento.

8.   La desconfianza (en el instructor o en uno mismo). La ayuda del maestro depende totalmente de la confianza que exista entre ellos. Cuando los fundamentos de esta relación no se arraigan en la confianza, el aprendizaje se vuelve extremadamente difícil. Por otro lado, cuando uno mismo no cree ser capaz de aprender, no hay esperanza. Como decía Henry Ford: "Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, tienes razón". O en palabras de Saint Exupéry: "Defiende tus limitaciones y, por cierto, serán tuyas.

9.          El enojo y la confusión. Muchas veces  resulta imposible comprender la razón de cierta práctica o ejercicio. Por eso la confianza en el coach es fundamental. El enojo y la confusión se derivan del pensamiento desconfiado: "No  entiendo lo que está ocurriendo, y no me gusta". Al operar en un espacio de confianza y seguridad, el aprendiz puede re interpretar su situación y pensar:
"No entiendo lo que está ocurriendo... y me entusiasma, me siento cuidado".

Resumiendo:
Aprender es incorporar nuevas habilidades que posibilitan lograr aquellas cosas que parecían  inalcanzables. Para  aprender es necesario identificar una insatisfacción, identificar oportunidades para aprender  aquellas cosas que nos harán lograr los  objetivos.
Aprender requiere: Humildad, responsabilidad y acciones concretas.

Un guerrero no puede quejarse o lamentar nada. Su vida es un permanente desafío y los desafíos no son buenos ni  malos. Los
desafíos son simplemente desafíos. La diferencia básica  entre un hombre ordinario y un guerrero es que el  guerrero toma todo
como un desafío,mientras que el hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición.



Horacio Bellotti
www.bellotti.com.ar

Bibliografía : Aprendiendo a Aprender Fredy Kofman

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