La voluntad es una fuerza, un poder y sobre todo una decisión, un compromiso.
La voluntad es lo que nos hace invulnerables y lo que puede darnos el triunfo cuando nuestros pensamientos nos dicen que ya estamos derrotados. Es una relación entre nosotros mismos y el mundo tal como queremos percibirlo.
Todos podemos ser los dueños de nuestras elecciones. Si decidimos en ese sentido, debemos comprender que nuestras preferencias son nuestra responsabilidad, y una vez que hacemos nuestra selección no queda tiempo para lamentos ni recriminaciones.
El poder de nuestras decisiones y la voluntad nos permiten escoger sin lamentar, y lo que escogemos – en ese estado de voluntad- es siempre lo mejor y así cumplimos todo cuanto tenemos que hacer.
Y un día logramos hacer algo que por lo común es imposible de ejecutar. A lo mejor ni siquiera notamos este acto extraordinario. Pero conforme seguimos ejecutando actos “imposibles”, o siguen pasándonos cosas imposibles, nos damos cuenta de que una especie de poder está surgiendo. Un poder que sale de nuestro cuerpo conforme progresamos en el camino de la voluntad.
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