En algunas
organizaciones hay personas
con muchos años de trabajo.
Suelen identificarse a sí mismos como : la “historia viviente”.
Estas son las que –según ellos- ya han visto, cambios de direcciones, crisis, fusiones y sobre todo han visto fracasar
varias veces muchas ideas que las nuevas generaciones aportan en temas comerciales, marketing y distribución. inclusive tienen una mirada crítica sobre todo lo relacionado con la creatividad.
Frente
a recrear una idea, el comentario de estas personas es: “eso ya lo intentamos en 1965 y 1976 y fue un fracaso ”. En lugar de darle el beneficio de la duda en
un nuevo contexto mundial, en otro tiempo real, algunos de ellos prefieren ser los abanderados
de la negación, frustrando todo intento
de “repensar” una buena idea.
¿Podemos entonces copiar esa vieja idea? . No
solamente que podemos, sino que debemos!
Y la podemos reinventar y adaptar. Y ese personaje “historia viviente” tendrá a cargo desafiar el proyecto desde el
lado negativo. Es un compromiso del grupo que él o ella ocupe un nuevo rol, ahora positivo, aprovechando la historia y
anticipándose a los problemas con los cuales no pudieron lidiar en 1965 y 1976.
¿Acaso los
japoneses no tomaron el invento holandés del transistor y lo mejoraron
revolucionando el mercado de las radios.
Fue tan disruptivo eliminar las válvulas haciendo versiones portátiles de algo que –hasta ese momento- solo
podía permanecer dentro de las viviendas. Inventaron la radio a transistores
que la gente pudo sacar a las calles, por ejemplo. ¿No fue acaso este nuevo
aparato el precursor del walkman 40 años más tarde?
Un ejemplo relacionado con el arte: vayamos al hombre prehistórico sentado en una
caverna, con cenizas y fuego en una fogata, un cuenco de barro con agua y mucho tiempo por delante. Tomó ceniza y la
mezcló con tierra y agua y mojó la palma
de sus manos e imprimió su mano en la
pared. Fue, sin saberlo, la
primera manifestación de arte de la historia del mundo. Después dibujó los animales que lo rodeaban y
seguramente su familia, o alguna escena de caza. Todos los que siguieron en la historia del
mundo copian, aun hoy, esa acción tan inspiradora y disruptiva de comunicar y
legar.
Del mismo modo pensemos en aquel que golpeó dos palos reiteradamente y de forma continua,
inventando un ritmo. O aquellos que cantaron por primera vez una melodía que
luego recordarían en ocasiones especiales generación tras generación.
Resumiendo, y volvamos un minuto al pintor que dejó su marca en la
pared de la caverna hasta el día de hoy. A diferencia de la música, que es
efímera e irrepetible, el pintor dejó
una marca, y todos absolutamente todos, buenos o malos pintores
contemporáneos, copian esa primera idea
genial.
Copiamos, creamos y recreamos sobre esa idea original de plasmar con color sobre una superficie.
Las técnicas, los tamaños y los materiales
podrán diferir, pero nos retrotraemos siempre al momento de tiempo real
en la caverna.
Por
lo tanto, relájense, copien y trabajen nutriendo y mejorando ideas ajenas que
en su momento pudieron fracasar. No solamente que se puede y no está mal, sino que en el nuevo contexto y
con nuevas tecnologías, corresponde que desafiemos los paradigmas .
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