ESTE ENOJO ME ESTÁ DAÑANDO Y HACIENDO PERDER EL TIEMPO
Cualquiera
puede enojarse, es algo muy sencillo. Pero enojarse con la persona adecuada, en
el
grado
exacto,en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto,
eso, ciertamente,
no es tan sencillo. (Aristóteles)
El enojo atenta contra la capacidad de coordinar acciones
para resolver un problema.
En la calma en
cambio, encontramos el espacio ideal para
un buen desempeño en cualquier tarea
compleja. Separo el enojo del problema. No lo personalizo.
Si dictamino que algo o alguien está atentando “a propósito”
contra mí, es casi seguro que mi
enojo sea destructivo,
y trataré de devolverle eso mismo o algo
peor: El ABC de toda batalla.
Es importante entonces
comprender cómo nos enojamos, cuándo lo hacemos y si ese enojo
va a colaborar en solucionar el problema o va a formar parte
del mismo.
¿Tu manera de manejar el enojo hasta ahora te sirvió? ¿Y si
probás lo siguiente?
Primero:
¿Descargo o no?
¿Abro la válvula y libero la frustración , o no?
¿Tiene que ser tan binario, siempre es todo o nada? ¿no hay nada en el medio? Sí, lo hay. Una
cosa es descargar y otra atacar al otro.
Segundo:
Le hago saber al otro
el impacto que su acción produce en mi.
“Me enojé , estoy
molesto y decepcionado…”
“Mejor hablemos más tarde o
mañana acerca de esto porque hoy estoy muy mal predispuesto,
discúlpame”.
No emito juicios ni descalifico. Manifestarlo de esa manera
ya libera parte de la tensión.
Tercero:
Formulo una propuesta para reparar lo reparable y construir
juntos acciones que asegure
que no se repita.
“Caminemos un poco, así me descargo, y después vemos de qué manera podemos evitar que
esto se repita.»
El enojo entonces lejos de ser un fin es un medio para
resolver un asunto. Si fuera un fin, el
objetivo no sería el diseño de acciones futuras sino
directamente hacerle daño al otro.
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