SOY ANSIOSO Y QUIERO DEJAR DE SERLO
El constante recordatorio de que hay cosas pendientes y requieren mi
atención es lo que genera la ansiedad, no la tarea per se.
Algunos candidatos en
búsquedas laborales y coachees arrastran
las palabras “soy ansioso” como
una forma de justificar ciertos comportamientos y reacciones
, generalmente, en situaciones
laborales.
En una reunión de trabajo , el Gerente en cuestión acaba de
presentar un business plan. Los
directores están
pensando y/o haciendo cálculos, piden
volver dos slides para atrás y mientras
tanto el expositor , que no soporta los silencios, se siente
ansioso. ¿Habrán visto algo mal? ¿ Algo
se me pasó? Ese con la calculadora seguro encuentra un error
y va a estar todo mal !!
“Pero lo revisé varias veces, los datos están bien seguro,
traje los backups impresos por las dudas”
Respira hondo y se siente mejor.
La palabra ansiedad proviene de angh
= angosto, estrecho, doloroso. Nos oprime el corazón, lo
enangosta y lo apreta y duele. Del inglés: stretch deriva luego en
stress.
La ansiedad es un estado, una
conducta que proviene de la emoción del miedo. El ansioso adopta
un comportamiento de alarma
constante que no le permite relajarse y está - por lo tanto -
pendiente de que algo muy malo va
a ocurrir. No puede explicar qué es ni por qué se siente así. Sí
sabe que no le gusta y cree verdaderamente que no
es capaz de controlarlo. Soy así!
¿ Qué pasaría si comenzamos por
visualizar a la ansiedad como una señal
o como un síntoma y no
como el problema a solucionar ? Imaginen que es como la fiebre en un niño?. El
problema no es la
fiebre, sino la infección que la
provoca. No combato la fiebre, sino la enfermedad y luego,
baja la
fiebre. Entonces, la fiebre no es
el problema sino una alarma que avisa que
algo está ocurriendo.
¿Por qué me siento así? ¿Es incertidumbre, falta de recursos
técnicos, inferencias, juicios…?
Tomando entonces la ansiedad como
una señal, entendemos que nos está avisando que
necesitamos trabajar sobre algún
aspecto puntual (y distinto de la
ansiedad) para trascenderla
con acciones concretas.
Aceptación.
No niegues que la ansiedad está presente, no
sirve. Por ahora, entendé que está y que no es ni
mala ni negativa. Está
alertándote y diciendo: cuidado, pará y pensá cómo solucionar este tema.
Visto
de otra manera, es como si fuera una
ecuación: empezá por despejar la ansiedad
y aceptár su presencia. Está ahí avisando, nada más. Si negamos la existencia
de la ansiedad como una manera de “eliminarla” solo logramos que se fortalezca.
En cambio si des-cubrimos que es un síntoma y buscamos la razón que la provoca,
trabajamos en el tema y llegaremos a trascenderla. Una vez entendida la
dinámica de cómo hacerlo, se transforma en un recurso a usar tantas veces como
lo necesitemos, hasta que se transforma en
un sano hábito.
El ruido que hacen
los pensamientos poco realistas.
Añadir dramatismo, inferencias,
juicios y suposiciones solo personalizan los conflictos y no forman
parte de ninguna solución.
Preguntate: ¿Ese riesgo que imagino es cierto? ¿Puede ocurrir en
serio? ¿Y si me anticipo? Nada es el fin del mundo.
Sin
apuro. Uno es lo que actúa.
Ser multitasker, comer de pie, desayunar leyendo el celular, muchos
deadlines pendientes
simultáneamente son el reflejo de
tu pensamiento. Si las cosas se salieron de control, apurarte
solo acelera el error porque tu
cabeza libera más y más adrenalina. Si bajás un cambio, tus
químicos bajan. Menos químicos, menos stress, más productivo,
más pensamientos positivo y
menos errores. Slow down. No
hagas todo junto y todo de golpe.
Incorporá de a poco sanos
hábitos asociados con ese ser no
ansioso que querés ser. Por ejemplo: me siento a comer y hago
solo eso: comer y saborear y
disfrutar. Una cosa a la vez.
Foco y orden
Procastrinar es dilatar las
acciones (cras = mañana). Mejor es tomar los temas de a uno y sin
demora ni dejarlos que
permanezcan como una bomba con la mecha encendida. Pongo foco
primeramente en clasificar si es
urgente o grave o importante. Si resolverlo representa una acción
corta como una llamada de teléfono,
hago la llamada sin demora, no la dejo. Formo parte de la
solución y me trae alivio.
Me
centro en el presente y mirando a los costados compruebo que no hay catástrofes y que aquello que yo asumí
iba a pasar, no ocurre.
¿Y cómo hago para que la ansiedad
no me gane? Podés permitirte seguir siendo ansioso, pero un
rato por día, nada más. Permitítelo.
Te va a ganar un par de veces, pero sabiendo que hay un
“recreo” y que está ahí para
tomarlo, el proceso virtuoso de acciones
concretas va a terminar
siendo una nueva conducta.
¿Y si la ansiedad fuera una oportunidad?
“Me pongo ansioso cuando
presento”. Sin embargo: Si tengo los
templates en orden, la info es
real, tengo la fuente y todos los
papeles de trabajo como soporte ¿Puedo dejar de pensarlo
como un exámen y transformarlo en
una oportunidad para lucirme y progresar? .
Entreno a mi cerebro
Cuando respiro corto,
superficialmente y rápido, mi cerebro
entiende que algo no va bien y que
puedo estar en peligro, por lo que
aumenta el nivel de ansiedad en una espiral viciosa. Cuando en
cambio respiro lento y profundo
poniendo atención en el aire que entra y sale , oxigeno el
cerebro, los latidos se acompasan
y con ellos el resto de las funciones.
De lo que ya ocurrió, aprendí y lo uso como experiencia.
Hoy, desdramatizando el futuro,
tomo acciones para llevar a cabo lo que necesito hacer para estar
bien en mi trabajo y en mi vida.
Una persona ansiosa se
preocupa por su preocupación y no por lo que provoca la ansiedad.
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