Comparto con Uds una captura en una sesión de esta semana:
“Ahora entiendo que le doy la autoridad respecto de mi vida y de mi historia a los
demás para no responsabilizarme. Y
encima se la doy a las personas equivocadas!
Darles ese poder me limita y me pone constantemente en posición de examen. Ya entiendo y
no quiero más eso.
Para ser dueño de mi propia autoridad me hace
sentido valorar los hechos – las
cosas que construyen mi historia -
y empezar de una vez por todas
a sostener esta herramienta que tengo:quien soy.
Voy a comenzar de dejar de buscar afuera lo que
ahora entiendo está dentro mío. Es
más, empoderar a los
demás me “carga de bardos” que no quiero, eso se lo dejo a quien ya no soy.”
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